La detección supone reconocer unas determinadas señales que sugieren que una persona puede estar siendo víctima de trata de seres humanos.
Este proceso continúa con la derivación de la presunta víctima a las autoridades encargadas de su identificación formal, que conforme a la legislación vigente son las unidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad con formación especializada en esta materia, que a su vez procurarán su protección y la derivación a los recursos asistenciales necesarios.
La detección es realmente compleja, y requiere de una formación y sensibilización de los actores que pueden estar en contacto con una víctima. Al contario que en otros delitos, las víctimas de trata no suelen ser conscientes de su situación, por lo que la auto denuncia es infrecuente. Por ello, la detección es esencial para su seguridad y protección, así como para posibilitar la adecuada persecución del delito y el desmantelamiento de las redes criminales que tratan y explotan a seres humanos.
Cualquier persona puede encontrarse con, y por lo tanto detectar, una situación de trata, si bien hay profesionales de primera línea que hacen frente a están situaciones con mayor frecuencia como es el caso de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Inspectores de Trabajo, personal en frontera, organizaciones y entidades especializadas de la sociedad civil, trabajadores sociales etc.